El discurso que pronunció José Saramago en la ceremonia de entrega de los Premios Nobel, el 10 de diciembre de 1998, fecha en la que se celebraba el 50 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, tuvo consecuencias: la Universidad Nacional Autónoma de México y la Fundación José Saramago asumieron la propuesta del escritor de elaborar, desde la sociedad civil, una simetría de la Declaración de Derechos. Así nació la Declaración de Deberes, documento cívico que reivindica la importancia de los ciudadanos en la construcción de la sociedad mejor que defiende la Declaración Universal.
Juristas, activistas y políticos de varios países, reunidos en la Ciudad de México, dieron vida a un documento de responsabilidad cívica que posteriormente, en 2018, fue entregado a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y a su Secretario General, António Guterres. Es una aportación más porque, como escribió José Saramago, «Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos, sin responsabilidad no merecemos existir.»
